Una visita al corazón de su historia en Campana: Adriana cumplió su sueño en la refinería de AXION energy

- Actividad Empresarial

Una visita al corazón de su historia en Campana: Adriana cumplió su sueño en la refinería de AXION energy
Una visita al corazón de su historia en Campana: Adriana cumplió su sueño en la refinería de AXION energy

La empresa homenajeó a una vecina con una emotiva invitación: subir a la torre del coker y plantar un árbol en recuerdo de su padre, quien trabajó allí como jardinero.

Adriana Scarafía nació y creció en Campana. A sus 63 años, su vida sigue profundamenteligada a esta ciudad, y en especial a un lugar emblemático: la refinería de AXION energy,presente en la comunidad desde 1906. Su conexión con ese lugar comenzó desde muychica, a través del trabajo de su padre, Rubén Armando, quien fue jardinero en la planta."Era algo mágico para él", recuerda Adriana. "Venía con mucha felicidad a trabajar. Nos hizotener ese cariño a la empresa". Su padre, junto con su inseparable perro Pucho, ingresabacada día a la refinería, cuidando con esmero cada rincón verde. "Él tenía un permisoespecial para entrar. Siempre nos contaba dónde había plantado o cortado el pasto, y lohacía con un orgullo inmenso".Durante años, la refinería fue para Adriana un lugar tan cercano como inaccesible. "No lapodíamos conocer. Era casi imposible entrar si no trabajabas ahí", cuenta. Por eso, cuandose sumó al programa Descubrí AXION, que invita a vecinos a conocer la refinería pordentro, su emoción fue enorme.Pero Adriana no se conformó solo con recorrer pasillos y conocer áreas operativas. En cadaencuentro, mientras otros visitantes preguntaban por el laboratorio o el muelle, ella tenía undeseo claro y diferente: "Siempre dije que quería subir a la torre del coker. Desde pequeñame imaginaba lo que sería ver Campana desde allá arriba. Sentía que debía sermaravilloso".Y ese sueño se cumplió. AXION energy la invitó especialmente a subir a una de lasestructuras más altas de la ciudad. Pero no fue todo. La empresa también la sorprendió conuna propuesta profundamente simbólica: plantar un árbol en homenaje a su padre."Me muero de amor", dijo Adriana entre lágrimas. "Va a ser bellísimo. Son de esas cosasque se llevan eternamente en el corazón. Creo que cuando esté allá arriba, en la torre, elcielo va a estar de fiesta. Gracias a mi padre por todo lo que me dejó: sus valores, su amorpor el trabajo, su respeto".Hoy, Adriana está jubilada, trabaja dictando talleres de arte para niños y disfruta de su rol demadre y abuela. "Ser abuela es una de las etapas más lindas de la vida", cuenta. "AmoCampana, deseo estar hasta el último segundo de mi vida acá."Su historia es un testimonio vivo del lazo entre la refinería y la comunidad. Y de cómo losrecuerdos, cuando se honran con gestos simples y significativos, pueden convertirse enverdaderos homenajes.

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